Memorias de una ex-concursante de concursos

Merche nos comentaba su paso por otros concursos antes de GH:

La verdad es que me gustaría poder hablar más de lo que está pasando en la casa este año, y no tanto de mí y de mis cosas, pero ¡hijos!, está siendo un pelín pan sin sal. Manu y yo de vez en cuando sacamos el tema de Carlos y el modelo para ver qué opináis, pero la verdad es que no hay nada más de lo que hablar.

Ya hemos comentado lo del matrimonio, lo de que Ana es diferente (hay un amigo mío que dice que va mucho a Mérida, y que ha salido con ella y, por lo visto, es igual en la calle que en la casa); hemos dicho que Germán, Eva y todos los que vayan saliendo nominados con chicos guapos, son los daños colaterales de los celos de Carlos, pero.... ¡no hay nada más!.

Tengo que decir que no veo los resúmenes, ni el domingo ví a Jorja, pero sinceramente, me está pareciendo la edición más aburrida de la historia de Gran Hermano. Esto va para las personas que sé que están leyendo este blog y no sois "los otros":¡estáis aburriendo hasta a las cigüeñas!.

[...]

Veréis, en la cadena azul se dijo que yo era la niña de los concursos, que esa era mi profesión, y nada más lejos de la realidad.

Un día se me ocurrió llamar al Precio Justo, y tardaron casi un año en llamarme, ¡vamos!, que yo hasta me había olvidado. La llamada me pilló un verano excavando, buscando al primer extremeño con el equipo de Atapuerca (¡cómo se les quedaría el cuerpo al verme entrar, años después, en la casa de GH!), y se montó tal cachondeo que me acabé llevando a casi todos mis compañeros y medio Almendralejo. Nos lo pasamos fenomenal. Yo fuí a la primera que llamó Carlos ¡A jugar.....!, y os aseguro que no podía ni hablar. Me preguntó que de dónde era, y como no me salía la voz del cuerpo, ni explique que era de Béjar pero vivía en Almendralejo, directamente dije: Almendralejo (con voz temblorosa).

Pasado muchíííísimo tiempo, se me ocurrió que me encantaría participar en la Quinta esfera. No sé, soy persona de autodefinidos, de retos... ¡imaginad!, si hasta me gustan las oposiciones, pero todo porque me gusta probarme, saber hasta dónde puedo llegar. Llamé a este concurso y empecé a estudiarme enciclopedias, biografías, y todo lo que caía en mis manos, por si se les ocurría llamarme. [...] Me llamaron y llegué hasta la final. La verdad, me sentí muy orgullosa.

Lo de Allá Tú fue muy raro. Yo ví un día un teléfono en la tele y, de pronto, me sentí identificadísima con las personas que buscaban, no sé, no pude evitar marcar el número. Tardaron menos de una semana en llamarme y, cuando me quise dar cuenta, estaba en Barcelona. Yo en este momento había terminado mi contrato como Gestora Cultural del Ayuntamiento de Almendralejo, y estaba esperando a que me llamasen de la Junta para mi interinidad, así que era muy buen momento para vivir esta aventura. Hasta este momento nunca había ido sola a ningún lado, [...] pero en esta ocasión ni te dejaban que fuera nadie de acompañante. [...] La gente de la productora era maravillosa, y Jesús el chico más dulce y amable que existe en este mundo. Nos trataron genial y, al ser los primeros, pues tuvimos mucha relación con Jesús. A mí me llamaba Cleopatra, y mis compañeros decían que le iba a terminar sacando del armario, pero no, lo que pasa es que Jesús me miraba mucho porque le sorprendían mucho mis hombros, le llamaba la atención mi espalda, pero porque los gays tienen una sensibilidad especial y sienten una gran admiración por las mujeres.

La verdad es que fue una experiencia única, pero con el tiempo me ha dejado mal sabor de boca, ya que cuando salí de la casa, a ninguna de las personas de mi entorno se le ocurrió ir a ningún plató, pero entre la gente de Allá Tú se creo una especie de mafia, y alguno de ellos estuvieron por los platós como si por haber estado unas horas conmigo pudieran decir algo de mí. No sé, no me gustó nada que aprovechasen el haber coincido conmigo abrindo unas cajas, para tener un minuto de gloria y unos euros en los bolsillos pero....¡Allá ellos!; la pena es que siempre pagan justos por pecadores, y jamás he vuelto a coger el teléfono a un Allatunero.

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